martes, 26 de enero de 2010

En respuesta a las múltiples acusaciones de la sociedad zoológica


Antes de nada me gustaría pedir disculpas a la familia de Manolete, a Bambi y a los afectados por la gripe A y el terremoto de Haití, que serán las próximas desgracias de las que me acuse Antonio Castellanos, quien a falta de doble personalidad se atribuye un total de 70, todas ellas convenientemente afiliadas a la Sociedad Zoo-ilógica placentina.

No puedo sino sentirme culpable, a la vista de sus notas de prensa, no sólo del calentamiento global, sino del fracaso de la aventura espacial y de que Madrid no sea sede olímpica.

Quiero disculparme por destrozar tantas parejas, que jamás consumarán su amor, por no poder disfrutar del melódico canto del ruiseñor común, en sus bucólicos paseos por la isla.

Quiero pedir perdón a los fotógrafos que han tenido que emigrar porque sus objetivos no pueden captar el pomposo baile del mirlo acuático y a ese pobre niño al que han devorado los mosquitos a falta de aves insectívoras en la ribera del Jerte.

Entono un mea culpa por no haber usado adobe en la bioconstrucción de la torre Eiffel placentina y por no usar placas generadoras de electricidad bajo el asfalto del Golden Gate del Jerte.

Quiero excusarme por pensar que ISO 14001 era el robot de la guerra de las galaxias y por no instalar energía solar en los 15.000 semáforos que hemos puesto en funcionamiento durante esta legislatura.

Me siento culpable también por no lavar mi ropa con energías limpias, que lavan más blanco, y por utilizar queroseno en la recién estrenada flota de vehículos municipales, cuando era más fácil, como todo en el ayuntamiento, que funcionaran por enchufe.

Ante tal cúmulo de despropósitos no me queda sino presentar mi valorización y dormir para siempre en la papelera de reciclaje.

Firmado

Damien Thorn

(Protagonista de la profecía)

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